miércoles, 16 de enero de 2013

Las cosas del XXI

Vivimos en la era de la comunicación instantánea, de la información actualizada en cuestión de minutos, aquí quien no corre vuela. Leo en la prensa que los adolescentes de este nuestro siglo XXI corren el peligro de convertirse en adictos al uso y disfrute de las llamadas redes sociales. Y probablemente la noticia vaya bien encaminada. ¿Por qué nos cuesta tanto decir las cosas cara a cara?. Este es el quid de la cuestión, esa timidez o falta de seguridad que tenemos todos (si todos, porque aunque haya algunos campeones o campeonas que se se creen la bomba a todos nos acongoja esa de hablar en público), ese miedo al ridículo o a meter a la pata o a no saber expresar con claridad nuestras ideas. Decía la noticia que esta adicción afecta a los adolescentes, más podríamos ampliar la preocupación a los que no somos tan adolescentes. Hay de todo por supuesto, no se de usted por aludido, algunos nos conformamos con volcar nuestras ansias noveleras en un humilde cuaderno virtual, cambiando la plantilla y el diseño de vez en cuando y siendo felices observando que en dos meses hemos tenido veinte visitas, que oiga son muchas visitas y muy de agradecer.
Nos comunicamos poco. Y cuando digo comunicar me refiero a hablar cara a cara, o de forma presencial o llamando por teléfono - desde el móvil o desde el fijo, que ahora con las tarifas planas es una maravilla - o quedando a tomar un café - o una manzanilla o una botella de agua, incluso una cerveza cero cero - quedando simplemente para pasear, para ver escaparates y charlar, no hace falta ni gastar, que no están los tiempos para eso. Hablar puede ser gratis, me atrevería a decir que comunicarnos es una de las pocas cosas que todavía es gratis, no móvil, ni correos electrónicos, ni guasaps ni escaip ni feisbok, a la calle a pasear, seguro que nos encontramos a alguien. Feliz paseo comunicativo.

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