Esto o algo similar ha debido de pensar el Papa cuando tomó La decisión de llevar a cabo su renuncia. Y bien hecho está, ni por un momento, cualquier buen católico debe de cuestionar o discrepar ante La decisión. Tendemos a criticar todo aquello que se mueve, en ocasiones con una frivolidad y dureza propias de sabios cuasi perfectos. En la empresa, se dice que un buen lider es aquel - o aquella - que entre otras cosas sabe delegar en sus subordinados; ojo con las delegaciones imprudentes o negligentes, después dan lugar a esos personajes tan simpáticos llamados trepas, gente tóxica o mando intermedio, entre otras acepciones.
Hilvanando y por supuesto salvando las distancias, la figura papal con la de cualquier lider de la empresa actual - usted mismo por ejemplo - podría hacérsele la siguiente pregunta ¿ señor lider o señora lideresa, sería capaz de reconocerse incapaz para seguir al frente de su empresa o negocio y ceder el testigo a otro?
Ya, ya se que es un poco cogido por los pelos. Obviamente habría que acordar unos términos para ese retiro. En el caso del Papa se retira a un monasterio de clausura, parece que situados en los Jardines Vaticanos, pero ojo, va a trabajar. Si son ustedes practicantes - es decir, van a misa o visitan la iglesia o rezan o acciones similares - sabrán que rezar, que es lo que hará el Papa a partir del veintiocho de febrero, es trabajar, porque creyentes o no, una oración no nos viene mal a nadie, tómenlo como un dialogo interior auto reconfortante, si alguien reza por ti, en cierto sentido te está ayudando.
Pero volviendo al lider que toma La decisión. ¿Se ve usted con el suficiente sentido común de retirarse por no ser capaz de hacer bien su trabajo?, pero, claro ¿ha sido usted un buen lider?, ¿ha sabido usted delegar, preparar, motivar, enseñar, ayudar, etc. a sus empleados?.
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